Tiempo de Cuaresma, momento propicio para la reflexión personal, familiar y comunitaria, para la contemplación, la oración, la escucha y el silencio. Espacio para cultivar nuestra vida interior, profundizar sobre quién soy y qué necesito cambiar para vivir conforme las enseñanzas de Jesús de Nazaret.
Cuaresma tiempo de la escucha activa de la Palabra de Dios y de conversión, tiempo de reconciliación con Dios, consigo mismo y con los hermanos. Si bien es un tiempo penitencial, no es un tiempo triste. Se trata de un momento especial para la purificación y renovación de la vida del cristiano. Es romper con el pecado que hay en nuestro corazón, distanciarnos de todo lo que nos aparta de la alianza de Dios; se trata de morir a nuestros pecados para vivir con Cristo y desde Cristo.
Tiempo propicio para ahondar en la vida interior y revisar sobre qué aspectos de mi yo debo cambiar, es decir, estamos llamados a trabajar en la conversión personal que consiste el paso del pecado a la gracia, para alcanzar la santidad a la cual hemos sido llamados, aun en medio de nuestra fragilidad humana.
Cuaresma, tiempo de ayuno, limosna y oración, de desprendimiento y solidaridad. Nosotros conocemos y sabemos de la realidad de nuestra gente. Vamos a ser solidarios con los más vulnerables que hoy necesitan de ti y de mí. Hagamos el bien y no miremos a quien. Seamos bondadosos, de seguro Dios lo ha sido con nosotros.
P. Nicanor Vivas, OSA